lunes, 5 de julio de 2010

Momentos estelares de la humanidad. Por: Santiago Montenegro.

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Blog no oficial de la ACIQ-CV
desarrollado por NTC … , ntcgra@gmail.com
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Momentos estelares de la humanidad
Por: Santiago Montenegro
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CON ESTE NOMBRE, STEFAN ZWEIG titula una colección de ensayos * ( 1927 ) sobre los que considera han sido hitos en la historia de la humanidad.
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EL ESPECTADOR, Opinión 27 Jun 2010 - 10:52 pm http://www.elespectador.com/columna-210696-momentos-estelares-de-humanidad

Publica y difunde: NTC … Nos Topamos Con … http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia, Julio 4, 2010
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Muy bien escritos, en mi opinión, ninguno de los hechos allí narrados amerita ser calificado como un momento estelar de la humanidad. Pero acepto que ponerse de acuerdo sobre cuáles son esos hechos es casi imposible y cada escogencia será definida como arbitraria y discutible por otras personas. Por eso, quizá, el mayor mérito del libro es invitar al lector a hacer su propia lista sobre los que deberían ser esos hechos egregios en la historia humana. Así, si alguien me preguntara qué incluir en dicha lista hipotética yo le quitaría importancia a la política y a las guerras y resaltaría los grandes sucesos científicos y tecnológicos como la invención de la imprenta, la teoría de Copérnico sobre el universo, la teoría de la gravedad de Newton, la teoría de la evolución de Darwin, las ecuaciones del electromagnetismo de Maxwell, la teorías especial y general de la relatividad de Einstein o los desarrollos de la mecánica cuántica que llevaron a consolidar lo que se denomina el Modelo Estándar. Una característica común a todos estos hechos es que, cuando sucedieron, casi nadie se enteró y muy pocos valoraron de inmediato su importancia para la humanidad. Sólo con la perspectiva que da el paso del tiempo se los valoró como hechos cruciales en la historia de la humanidad.
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Lo más asombroso es que el pasado semestre sucedieron dos hechos que habría que incluir en esa lista privilegiada. El primero es la entrada en operación el 30 de marzo de 2010 del supercolisionador de partículas del CERN, situado a cien metros de profundidad en la frontera entre Francia y Suiza, que está recreando condiciones similares a las que tuvo el universo instantes después del llamado Big Bang y en donde decenas de equipos de físicos de todo el mundo están analizando los resultados de esas colisiones de protones que se realizan a unas temperaturas alucinantes. De allí saldrán nuevas explicaciones sobre el origen de la materia, la composición del universo o sobre la existencia de dimensiones del espacio adicionales al espacio-tiempo propuesta por Einstein. El otro suceso extraordinario y reciente fue el anuncio de un genoma sintético construido en un laboratorio —la secuencia artificial de DNA más larga jamás creada— y que, luego de insertado en una bacteria, fue capaz de tomarse su DNA natural y comenzar a procesar las proteínas especificadas por el nuevo DNA. Liderada por el genetista norteamericano Craig Venter, el resultado de esta investigación es algo muy cercano a la creación de vida artificial.
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Estos sucesos extraordinarios cambiarán la forma de vida de los humanos en las centurias futuras. A diferencia de lo que ha sucedido en Europa o los Estados Unidos, es muy triste constatar que en Colombia los grandes medios de comunicación no le han dado la importancia que se merecen. Salvo eventos realizados en unas pocas universidades, estos grandes hechos científicos han pasado prácticamente desapercibidos para la gran mayoría de los colombianos. Sería muy deseable que nuestra televisión tuviera programas de divulgación científica y tecnológica para los niños y jóvenes y dejara de estar dominada por las noticias del día a día o por las telenovelas de los narcos, cuando no por el chisme, la murmuración, el escándalo o los enfrentamientos políticos. ¿Cuándo y quién será capaz de abrir un espacio para la ciencia y el conocimiento en los grandes medios?*

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* En NTC ... creemos que se hacen en Colombia valiosísimos trabajos y esfuerzos en el área de la divulgación científica , en varios medios (grandes y pequeños, generales y académicos) y al alcance del lector común y del especializado. En el Valle, por ejemplo, destacamos la labor y las obras en dicha área del escritor Julio César Londoño. Dos columnas de él, relacionadas con el tema, en El Espectador, las presentamos más adelante.
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Comentarios:
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De: Carlos Vidales carlos@bredband.net . Fecha: Estocolmo, 5 de julio de 2010 07:11
Asunto: RE: Momentos estelares de la humanidad. Por: Santiago Montenegro
Para: NTC ntcgra@gmail.com
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Curiosidad que tengo:

“los grandes sucesos científicos y tecnológicos como la invención de la imprenta”

¿a qué se referirá Santiago Montenegro con esto? A la invención de la imprenta por los chinos, hace unos tres mil años, o a la “invención” de Gutenberg?

No es que yo quiera molestar a nadie. Solamente quiero mostrar en forma práctica que uno escribe y entiende una cosa, el lector lee y entiende otra cosa, y los códigos culturales nos hacen ver las cosas en una perspectiva estrecha, como caballos con anteojeras. En este punto, es patético que sigamos pensando exclusivamente como europeos. Es verdad que las teorías de Kepler y de Copérnico produjeron una verdadera revolución en el pensamiento científico y filosófico europeo. Pero mil años antes que Copérnico, los astrónomos mayas lograron elaborar el calendario más exacto conocido hasta mediados del siglo pasado, cuando se construyó el calendario atómico. La tabla de eclipses de los mayas todavía hoy nos indica con exactitud los eclipses que ocurrirán en los próximos decenios.

Ningún europeo podría hoy leer, escribir, ni siquiera comerse un mango (no sabría cómo abrirlo, lo que le ocurre a los micos recién nacidos) si todo el resto de la humanidad no hubiera tenido inspiraciones geniales, que sentaron las bases de la civilización. Ciertamente, un mico adulto tiene todo el derecho de escribir un tratado sobre “cómo abrir un mango”, pero sería de desear que reconociera que él mismo aprendió esa técnica mirando cómo un cerdo salvaje lo hacía.

Saludos, jeje. Esto de saludar con sonrisas es un invento africano de hace cinco millones de años.

Carlos Vidales
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TEXOS RELACIONADOS (Divulgación ciéntífica)
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Dios versus el Gran Colisionador
Por: Julio César Londoño
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El Espectador, Opinión 26 Sep 2008 - 8:51 pm http://www.elespectador.com/columna-dios-versus-el-gran-colisionador

DESDE EL DESCUBRIMIENTO DEL mapa del genoma, la comunidad científica no experimentaba un revuelo semejante. El Gran Colisionador de Hadrones (LHC por su sigla en inglés), la máquina más grande del mundo, ha logrado captar el interés no sólo de la comunidad científica, sino también del público en general.

Razones no faltan: los experimentos que allí se realizan tendrán consecuencias en todos los campos, desde la informática hasta la teología, pasando por la astrofísica; es un complejo científico de 8,6 kilómetros de diámetro situado a 100 metros de profundidad en la frontera de Suiza y Francia; en el centro hay una estructura rara, una especie de “microchip” tan alto como un edificio de siete pisos; su construcción demandó 15 años y 10.000 millones de dólares; este monstruo de acero, silicio, plásticos y fibra óptica está rodeado por el colisionador propiamente dicho: un túnel circular, un acelerador de partículas de 27 kilómetros de longitud. Se calcula que LHC arroja ya el uno por ciento de toda la información que se produce diariamente en el mundo. Para manejar semejante volumen de datos tuvieron que crear The Grid, una super-red que cuenta con más de 50.000 servidores. Grid es capaz de descargar en cinco segundos lo que le tomaría cuatro horas a un usuario de banda superancha equipado con el mejor computador personal del mercado.

Los objetivos de este monstruo son dignos de su tamaño: reproducir las condiciones físicas que dieron lugar al universo, es decir, recrear el big bang y atrapar el esquivo bosón Higgs, una partícula, hipotética hasta ahora, que esconde el secreto del origen de la materia. Según el modelo estándar de la física, sin la mediación de la fuerza de este bosón, la energía nunca se hubiera podido condensar en partículas materiales.

Todas las cosas están formadas por dos clases de partículas de verdad elementales, es decir, que no pueden descomponerse en partículas más pequeñas: los bosones, vehículos de fuerzas, y los fermiones, o los cuantos de materia, los “ladrillos” más pequeños del universo. No hay más. Toda las criaturas imaginables (las piedras, las flores, los pájaros, las estrellas, las salamandras y Mónica Belluci) están hechos de bosones y fermiones.

Los físicos creen que los bosones de Higgs sólo existieron en la primera milbillonésima de segundo del big bang, cuando cumplieron su misión de crear materia (fermiones) y se esfumaron. Por eso están interesados en producir big bangs a escala y atrapar al bosón Higgs y quizá otras partículas desconocidas que escribieron las reglas del cosmos en un instante y desaparecieron para siempre.

Para los teólogos la cosa es simple: el bosón de Higgs es Dios, el único ser capaz de crear algo de la nada (de aquí su apodo de “partícula divina”). Por esto, afirman, la partícula no ha podido ser observada nunca, desde que Peter Higgs postuló su existencia en 1964. Si el bosón no aparece, los físicos estarán en apuros para ajustar el modelo estándar de la física y tendrán que tragarse su soberbia. Pero si LHC logra atrapar aunque sea una de estas elusivas partículas, los teólogos no tendrán problema: dirán que el bosón de Higgs nació de un soplo de Dios en la primera milbillonésima de segundo del big bang, un día hace 14.000 millones de años, y desapareció con otro soplo.

En cualquier caso, no hay que subestimar a LHC. Recordemos que es un proyecto del CERN, el Consejo Europeo para la Investigación Nuclear, el mismo organismo que creó la web en 1989, esa telaraña sutil, ubicua y omnisapiente.

Julio César Londoño
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Una partícula providencial
Por: Julio César Londoño


EL ESPECTADOR , Opinión 24 Jul 2009 - 8:57 pm http://www.elespectador.com/columna152473-una-particula-providencial

LOS CAMINOS DE DIOS SON INEScrutables. El anhelado mesías de la cristiandad fue descubierto más o menos en la fecha esperada (“dentro de mil y mil años”) pero su aspecto sorprendió a todos.

No era un zarco divino como quería Leonardo da Vinci, ni un trigueño de mediana estatura como deducían los antropólogos, ni un gigante “cuyos pasos son truenos y las nubes el polvo de sus pies“, como lo dibuja el Antiguo Testamento. No. El verdadero mesías, la única entidad que puede salvarnos, amén de Uribe, es una partícula elemental sin carga eléctrica, ínfima, un billón de veces más pequeña que el neutrón: el neutrino.

Como nadie ignora, el universo es el resultado de un estremecimiento de la nada en una fluctuación del vacío acaecida hace 15.000 millones de años. De allí se desprendieron el tiempo, el espacio, las partículas, las estrellas, las flores y los pájaros. Ese estremecimiento se conoce ahora con un nombre irreverente, Big Bang, la especulación que se volvió teoría cuando Edwin Hubble demostró que el universo estaba en expansión.

En cuanto al destino del universo, hay dos finales posibles: agotada la energía expansiva del Big Bang, las galaxias implosionarán hacia el centro del universo, punto donde se fusionarán el espacio, el tiempo y los astros en un apocalíptico big crunch final... para luego explotar en un nuevo Big Bang, implosionar en un nuevo big crunch y oscilar así en una especie de latido cósmico incesante.

La otra posibilidad es trágica: en su fuga, las estrellas pueden alcanzar la velocidad de escape, vencer la atracción gravitacional, superar el punto de retorno y perderse en la lenta disgregación de las nebulosas, en la fría noche del triunfo de la entropía. Un final-final.

Este parecía ser el escenario más probable porque, según los cálculos, la cantidad de materia del universo no alcanzaba a sumar la masa crítica necesaria para generar el campo gravitacional capaz de provocar la fatal y a la vez salvadora implosión.

Pero luego se supo que la materia “censada” era sólo una parte de la verdadera masa total del cosmos; que existía una gran “masa oscura”, esquiva a los radiotelescopios y refractaria a los cálculos; y que los neutrinos, pequeños pero innumerables, constituían un porcentaje importante de esta masa.

El neutrino fue primero una partícula virtual, y capturarla no fue fácil porque es rapidísima, arisca, ínfima y relativista.

Su existencia real sólo se demostró en 1967 aprovechando una singular propiedad suya: cuando un neutrino interacciona con un átomo de cloro, lo convierte en argón. La reacción debe realizarse en un “laboratorio puro”, es decir, libre de la presencia de cualquier otra partícula procedente del espacio exterior, hecho que puede alterar la transmutación del cloro.

Para garantizar esta pureza se construyó una bóveda de gruesos muros de hormigón enchapados con láminas de plomo, en un socavón de las minas de oro de Homestake, Dakota del Sur; luego se introdujo en ella un gran tanque con cloro líquido y se la selló. Sólo el neutrino, y quizá Dios, podía atravesar todas estas defensas.

Dos días después la bóveda fue abierta y se encontraron en el tanque las esperadas trazas de argón. El neutrino había sido puesto en evidencia. Investigaciones posteriores demostraron que el neutrino no era solamente una onda con prestigio sino que tenía lo que necesitábamos, masa; ínfima, pero concreta.

Las investigaciones continúan. Aún es poco lo que sabemos de esa prodigiosa partícula. Lo que sí es cierto es que en esa sombra de pizca de materia puede estar la clave de la salvación del universo, la energía gravitacional necesaria para que el latido cósmico no se detenga jamás.

Julio César Londoño
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Actualizó: NTC … / gra . Julio 5 , 2010, 8:45 AM